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La disposición horizontal de la columna vertebral del perro provoca que sea sometida a un gran número de fuerzas que pueden acabar provocando lesiones.
En los últimos tiempos, la incorporación habitual de medios diagnósticos (Resonancia magnética, TAC), materiales y métodos quirúrgicos, ha permitido que los profesionales de la sanidad animal puedan enfrentarse a un mayor número de patologías de la columna con excelentes resultados.

La médula espinal se compone de un núcleo central de materia gris que contiene, entre otras estructuras, las uniones de las neuronas sensoriales; la parte exterior de la médula espinal está compuesta de materia blanca dividida en tres columnas o funículos, columnas con importantes responsabilidades: el tacto, la presión, la temperatura, el dolor…
La inervación del cuerpo está organizada de forma segmentaria (por partes, zonas o segmentos). Cada región cutánea del cuerpo y cada grupo de fibras musculares está inervado por uno o más segmentos de médula espinal.
De esta forma se puede dividir la médula espinal en cuatro regiones funcionales:
– Craneal-cervical (de la vértebra cervical C1 a la C5)
– Cervico-torácica (de la vértebra cervical C6 a la torácica T2)
– Toracolumbar (de la vértebra torácica T3 a la lumbar L3)
– Lumbo-sacra (de la vértebra lumbar L4 a la vértebra sacra S3)

PROBLEMAS DE LA MÉDULA ESPINAL
Cuando un veterinario de enfrenta a un perro con posible lesión espinal debe realizar una valoración muy completa; para ello, y como decíamos al principio, disponen de los mismos medios diagnósticos que en medicina humana.
Se comenzará por hacer las preguntas oportunas y suficientes al propietario en
relación al problema y posteriormente se comenzará la exploración física y
específicamente la exploración neurológica. Entre los distintos procedimientos diagnósticos de la patología espinal están también los análisis de sangre (hemograma y bioquímica), los análisis de orina y de heces… Entre las pruebas más específicas de la patología espinal están ciertas valoraciones serológicas, los análisis del líquido cefalorraquídeo, la mielografía, la resonancia magnética, la electromiografía…

Los fundamentos de estos métodos diagnósticos son los siguientes:
– ANÁLISIS DEL LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO: El fluido cerebroespinal
es una buena fuente de información, ya que indica, entre otras cosas, la
respuesta inmune del sistema nervioso central (SNC). A pesar de todo, el
líquido cefalorraquídeo casi nunca ofrece un diagnóstico definitivo, en
muchos casos pacientes con patología espinal o cerebral aguda tienen el
líquido cefalorraquídeo normal. Es imprescindible la anestesia general para
la recolección del líquido cefalorraquídeo.

– ELECTRODIAGNÓSTICO: La electromiografía (EMG) y los estudios de
conducción nerviosa se pueden usar como ayuda para localizar diversos
problemas como por ejemplo, lesiones musculares.
La electromiografía es el estudio de la actividad eléctrica muscular; este
estudio se realiza con el músculo en reposo; en estas circunstancias no
existe actividad eléctrica registrable. .

– RADIOGRAFÍA: La radiografía es uno de los métodos diagnósticos más
efectivos, utilizados y conocidos en los casos de patología espinal.
– MIELOGRAFÍA: La mielografía está indicada para conseguir un diagnóstico
de las patologías espinales. Con la mielografía resaltamos la silueta de la
médula espinal mediante la introducción de un medio de contraste y la
posterior realización de radiografías.

– RESONANCIA MAGNÉTICA: La resonancia magnética se está convirtiendo
en uno de los principales medios diagnósticos de elección ya que aporta
información superior a otros métodos diagnósticos habituales (radiografia,
mielografia…) Mediante la resonancia magnética obtenemos un gran número de imágenes seriadas de la zona afectada, por lo que la localización exacta del problema es más sencilla.

ENFERMEDAD ESPINAL AGUDA.
Son muy variados los problemas que de forma repentina o aguda pueden llegar a afectar a la columna vertebral y a la médula espinal; si atendemos al origen de la enfermedad podemos decir que existen causas degenerativas, tumores,
traumatismos… que pueden llegar a causar estos problemas espinales agudos.
Entre los más habituales tenemos

EXTRUSIÓN AGUDA DEL DISCO INTERVERTEBRAL
La extrusión del disco intervertebral podría definirse como la salida del núcleo
del disco a través de la estructura que lo recubre y la impactación del material
del núcleo en el canal espinal.
La extrusión discal aguda suele afectar a perros pequeños, jóvenes, de forma
aguda aunque también puede afectar a perros grandes teniendo también una
presentación aguda.
El diagnóstico se realiza de varias formas, siendo la mas adecuada la resonancia
magnética. El tratamiento de este problema dependerá de múltiples factores que incluyen: estado neurológico del paciente, otros tratamientos, inestabilidad vertebral, dolor, localización de la lesión y factores económicos.
La cirugía se plantea en los casos en los que existe dolor que no responde a un
tratamiento farmacológico (conservador), en los casos recurrentes…

TRAUMATISMOS EN LA MÉDULA ESPINAL
Los traumatismos en la médula espinal suelen presentarse como consecuencia
de fracturas, dislocaciones y subluxaciones de la columna vertebral.
El diagnóstico suele ser sencillo a partir de la historia clínica, el examen físico y
las pruebas diagnósticas (radiología, TAC…)

La prioridad es tratar el posible shock del paciente y realizar un examen físico
completo; tras la evaluación inicial y la estabilización se aplicarán fármacos que
busquen el alivio inmediato del dolor y se procederá a la reducción y fijación
quirúrgica del problema (luxación, fractura…) si ello fuera necesario; en
muchos casos se puede solucionar el problema confinando al animal en un
pequeño recinto (jaula, transportín…) durante el tiempo necesario. Existe un gran abanico de posibilidades para la fijación interna: placas, tornillos, agujas con cemento óseo

MENINGOMIELITIS
Las inflamaciones de la médula espinal tienen una gran variedad de causas;
entre las más frecuentes están el virus del moquillo canino, rickettsias,
enfermedades protozoarias y alteraciones inmunomediadas. También se deben tener en cuenta las patologías producidas por hongos y por bacterias, aunque en estos casos los problemas suelen ser más crónicos que agudos.

NEOPLASIAS
Los tumores primarios de la médula espinal ocurren con poca frecuencia en
perros, el que más se diagnostica, dentro de los tumores primarios, es el
meningioma. El tumor secundario que con mayor frecuencia se presenta en el
perro es el hemangiosarcoma. El diagnóstico de los tumores requiere técnicas como la mielografía o la resonancia magnética.

Las opciones de tratamiento para un perro con una neoplasia espinal son
limitadas. La terapia adecuada depende de la localización de la lesión, de su
extensión y de las características propias del tumor. El principal objetivo es evitar o aliviar la compresión en la médula; esto puede conseguirse mediante un tratamiento farmacológico y/o con cirugía.

ENFERMEDAD ESPINAL CRÓNICA.
Podríamos decir que las enfermedades crónicas son aquellas que se “extienden” en el tiempo.

En el caso de las patologías espinales podemos decir que las principales causas de enfermedades espinales crónicas son los problemas degenerativos, ciertos problemas nutricionales (hipervitaminosis A), los procesos inflamatorios (poliartritis, discoespondilitis…)…

Entre los principales problemas crónicos de la columna vertebral y de la médula espinal
tenemos:
HANSEN TIPO II
La patología del disco intervertebral de Hansen tipo II es una salida (protrusión)
del material central del núcleo del disco, por un desplazamiento debido a una
degeneración de la estructura.
Este tipo de degeneración es más frecuente en perros de edad avanzada y tiene
un desarrollo progresivo.
El tratamiento de esta protrusión discal depende de múltiples factores: estado
del perro, otros tratamientos, la inestabilidad vertebral, dolor, la localización de
la lesión y las posibilidades económicas del propietario.

SUBLUXACIÓN ATLANTOAXIAL

La causa del desarrollo de la subluxación entre las vértebras Atlas y Axis se ha
asociado con deficiencias en las estructuras vertebrales, con desviaciones de
ciertas partes de las vértebras o con ausencias de algunas estructuras
(ligamento transverso).
Entre los signos que puede presentar un animal con subluxación atlantoaxial
podemos observar desde el dolor de cuello hasta la tetraplegia y la muerte por
parada respiratoria.
Para el tratamiento solo son válidos los métodos quirúrgicos; estos deben
realizarse siempre que exista problema neurológico; la fijación de las
estructuras puede realizarse con placas, tornillos, agujas, cemento óseo…

MENINGOENCEFALOMIELITIS INFECCIOSA
Las patologías infecciosas responsables de inflamaciones del cerebro y sus
estructuras son el virus del moquillo, las rickettsias, los hongos y los protozoos.
Las infecciones bacterianas son menos frecuentes pero pueden aparecer
después de una otitis media o interna o a partir de otros focos como una
prostatitis.
El moquillo no es tan frecuente debido al éxito de los programas vacunales,
pero sigue habiendo casos. Con esta patología, puede haber éxitos variables o
temporales al intentar parar los síntomas neurológicos con un tratamiento
farmacológico.

DISCOESPONDILITIS – OSTEOMIELITIS
La discoespondilitis se debe a infecciones del disco intervertebral y los cuerpos
vertebrales adyacentes; si la infección está limitada al cuerpo vertebral se llama
osteomielitis vertebral o espondilitis.
El agente causal más frecuente en la discoespondilitis canina es Staphylococcus
intermedius; otros agentes que se identifican con menor frecuencia son
Streptococcus spp, E. coli, Actinomyces spp, Brucella canis y Aspergillus spp.
La propagación a través de la sangre de la infección a partir de focos infecciosos
lejanos como heridas, cirugías… pueden provocar una infección directa del
espacio discal o de las vértebras.
El síntoma inicial más frecuente es el dolor espinal.
Estamos ante una patología que se ve con más frecuencia en perros grandes de
mediana edad. Un 30% de los perros afectados presentan fiebre y/o pérdida de
peso.
El diagnóstico se complementa con la ayuda de radiografías vertebrales; la
región que se afecta con mayor frecuencia es la comprendida entra la lumbar
número siete (L7) y la primera sacra (S1), aunque puede aparecer en cualquier
otro tramo.
Algunos signos clínicos como el dolor y la fiebre pueden desaparecer antes de
pasar cinco días desde el inicio de la terapia; sin embargo, la resolución
neurológica completa puede llevar hasta 2 a 3 meses.

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